Se le conoce también como belly dance o danza del vientre porque la mayor parte del trabajo se concentra en las caderas, los músculos abdominales y pélvicos. Esto contribuye a dismunuir y combatir el estreñimiento, los cólicos menstruales, la dispareunia (dolor durante las relaciones sexuales), el vaginismo y la anaorgasmia además de aumentar la libido. También se recomienda que se realice como una actividad para la preparación y recuperación del parto.
Por si fuera poco tu postura mejorará: sus movimientos sobre tu zona lumbar y cervical evitarán la rigidez en tus articulaciones. Asimismo, tu respiración, tu flexibilidad y tu coordinación aumentarán.
Al ser un ejercicio que no requiere de esfuerzos bruscos, cualquier persona sin importar su complexión o edad puede practicarla y se calcula que en una hora se queman aproximadamente 300 calorías.
Esta danza milenaria además de los beneficios físicos que te proporciona, te dará un equilibrio emocional al desarrollar tu autoestima y confianza: sus movimientos ondulatorios, suaves y la postura para bailar te permiten sentirte segura y reducen las inhibiciones sobre tu cuerpo.
Todas estas “consecuencias” positivas se deben a los orígenes de la danza del vientre que nos remonta a la exaltación de la feminidad, la fertilidad y la fecundidad de la mujer.
Comienza a ejercitarte con esta actividad que además de ser muy fácil de aprender, su música te relajará y te animará a seguir bailando por lo que no te aburrirás.