Cada vez se comprende más la prioridad que se debe dar al aprendizaje emocional. Está comprobado que el buen manejo de las emociones es la clave del éxito de los futuros adultos, incluso por encima de los contenidos académicos y la enseñanza de los valores (que también son importantes).
Cada vez más niños tienen dificultad de adaptarse a la escuela
Y lo preocupante es que puede ser su único entorno social además de la familia, después, el adolescente que no acaba de encajar en el entorno social y con una autoestima baja, se inclina fácilmente por la violencia o las adicciones.
La emoción es un motor que todos llevamos dentro
Una energía que nos mueve y nos empuja a vivir, a querer estar en interacción con otros y con nosotros mismos. Nos ayuda a estar alerta y distinguir estímulos importantes para nuestra supervivencia.
¿Qué es la inteligencia emocional?
Conocida por los estudios del profesor de la Universidad de Harvard Dr. Daniel Goleman, concierne a las habilidades involucradas en el comprender los sentimientos propios y ajenos, y aplicar este conocimiento al comportamiento. Sea cual sea su inteligencia racional, la inteligencia emocional de todos los niños puede cultivarse constantemente y crecer a través de la vida.
¿En qué consiste?
A. Auto-conocimiento
Conocer las propias emociones y las de los demás. Se consigue observando el propio comportamiento, así como de las personas que nos rodean y con la alfabetización emocional. Saber distinguir entre pensamientos, emociones y acciones; comprender las causas y consecuencias de las emociones, evaluar su intensidad, reconocer y utilizar su lenguaje (verbal y corporal).
B. Manejar las emociones (auto-regulación)
Dar una respuesta apropiada a las emociones que se experimentan. No hay que confundir la regulación con la represión. Algunos componentes de esta habilidad son: la tolerancia a la frustración, el manejo del enojo, la capacidad de retrasar gratificaciones, la empatía.
Algunas técnicas para lograrlo son: control de estrés (relajación, meditación, respiración), autoafirmaciones positivas, asertividad, etcétera.
C. Motivarse a sí mismo (automotivación)
Saber utilizar las preferencias más profundas para alcanzar metas y objetivos, tener iniciativa, ser perseverante ante los contratiempos, deseo de triunfo y optimismo. Esto requiere de una sana autoestima, autoconfianza, capacidad de auto-motivarse y de responsabilidad.
D. Reconocer las emociones de los demás (empatía)
Percibir lo que sienten los demás y sus necesidades. La capacidad de escuchar y sentir empatía brinda muchas actitudes que favorecen la comunicación, tolerancia, equidad de género, respeto, etc.
E. Establecer relaciones positivas con otras personas (habilidades sociales)
Habilidades, actitudes y valores que promueven la construcción del bienestar personal y social. El bienestar emocional es lo más parecido a la felicidad, entendida como la experiencia de emociones positivas.
La mayor parte de los modelos de conducta se aprenden en la familia
Para conseguir que el niño desarrolle su inteligencia emocional es indispensable que los padres cuenten con la suficiente información como para poder desarrollarla en sí mismos y hacer que los niños también la aprendan y la desarrollen. La educación emocional empieza en el hogar.
5 Barreras a la inteligencia emocional que debes evitar
1. Ignorar los sentimientos de los hijos: no tomar en cuenta, o actuar como si no notáramos cuando muestran sus emociones.
2. Menospreciar las emociones de los niños: subestimar el valor y el impacto de sus sentimientos en su vida y relaciones. «No llores, pareces un niño chiquito».
3. Minimizar los problemas de los niños: reducir la importancia de las dificultades y desafíos que se les presentan. «¿Por qué te pones así por esa tontería?»
4. Castigar a los niños por sentir emociones: regañarlos, criticarlos, o implementar consecuencias por tener sentimientos negativos o intensos. «¡Eso te pasa por enojarte!».
5. Interrumpir a los niños cuando expresan sus experiencias: desperdiciar oportunidades de ayudarles a entender sus emociones y las situaciones que las ocasionan. «¡Deja ya de hablar de eso, para que se te olvide!»
Actividades para aumentar su inteligencia emocional
• Dibujar caras que expresen las diferentes emociones.
• Con hijos adolescentes animarlos a llevar un diario de eventos emocionalmente positivos.
• Jugar a imitar diferentes emociones (en un espejo).
• De algún suceso importante, ayudarles a conectar con la emoción, ponerle nombre y detectar el porqué de ese sentimiento.
• Elegir música que les genere paz, tranquilidad y calma. También la que les genere alegría.
• Dar caricias y muestras de afecto.
• Cantar y bailar con ellos.
• Fomentar el ahorro.