
Un librero, además de útil, puede cumplir a la perfección una función decorativa. Antes de decidirte por uno, es importante que valores tus necesidades de almacén. Si sólo vas a guardar libros en él, elige un diseño de varios módulos (los entrepaños más largos de 1 m suelen pandearse) regulables en altura, para una mayor flexibilidad de acomodo.
Modular, muy adaptable
Si prevés entrepaños con diferentes longitudes y distancias entre ellos flexibilizarás el librero. Además, así podrás también adaptar cada espacio a tus necesidades de almacén. Procura que no supere los 2.50 m de altura. Ten en cuenta que lo que ganas de dinamismo lo perderás en orden visual.
Integrado en un nicho
Para restar peso visual a un librero, aligéralo con repisas no muy gruesas. Pero ten en cuenta que su grosor dependerá de la longitud que tengan. Lo ideal es que midan entre 2.5 y 3 cm y que los estantes no superen el metro de longitud.
Versátil y lacado en blanco
Este librero es tan capaz como versátil, ya que a sus entrepaños se suman puertas corredizas que se desplazan sobre su superficie mediante guías, también pueden ser de resbalón, permiten ocultar, de manera original, por ejemplo, la televisión. Esta solución es doblemente útil si la unes a maderas y lacas en tonos claros, que mitigarán su peso visual, aligerando el ambiente para crear un espacio armónico.
Ligeros y con poco fondo
Con estantes tipo casillero, una decorativa escalera para accender a los entrepaños superiores, ésta es una opción versátil para vestir tanto la sala como una zona de paso. Además, su poco fondo (apenas unos 35 cm) lo convierte en un comodín perfecto para pocos metros.
Gemelos y con cajones
En los entrepaños podrás guardar complementos, libros y cajas, y los cajones podrás utilizarlos de archiveros para tener en orden papeles y demás documentos. Para no recargar el espacio, a veces es mejor duplicar un elemento en lugar de elegir un diseño más grande.