Utilizar un calentador eléctrico es una buena alternativa para elevar la temperatura ambiental de un espacio definido. Son una buena opción para una habitación, sin necesidad de calentar toda la casa con una calefacción central.
Antes de elegir un calentador eléctrico, o de cualquier tipo, analiza el espacio que requieres calentar y dónde vas a colocarlo
Considera si está bien ventilado, o si habrá niños o mascotas en la habitación que puedan llegar a tocarlo.
Los calentadores de resistencia son los más económicos
Y los que más fácilmente se encuentran en el mercado. Funcionan a base de un ventilador que distribuye el calor generado por una resistencia infrarroja. Es decir, emiten aire caliente y sirven para calentar el ambiente de una habitación.
Funcionan a base de un mecanismo que transfiere calor al radiador, relleno de aceite, que emite el calor en la habitación. Son muy eficientes en cuanto a consumo de energía eléctrica ya que el mecanismo no necesita estar constantemente encendido, es decir, una vez que se alcanza la temperatura deseada, se apaga y cuando baja la temperatura, se vuelve a encender. Calientan muy rápidamente una área pequeña, pero no son suficientes para espacios grandes. Como no tienen ventilador, este tipo de calentadores son muy silenciosos.
Los calentadores de cerámica…
Funcionan a base de calentar una placa de piedra que, una vez caliente, distribuye el calor en la habitación. A mayor tamaño de la piedra, mayor capacidad en metros cuadrados a calentar.
Estos calentadores pueden trabajar a temperaturas más bajas que un calentador de resistencia; liberan la misma cantidad de energía sobre áreas más grandes, con menor consumo energético. Además, la cerámica retiene la temperatura por más tiempo que un calentador de aceite, haciéndolo más eficiente.
Los calentadores de halógeno…
Utilizan lo último en tecnología. Es decir usan el calor emitido por la luz de un bulbo de halógeno, lo que permite calentar de la misma manera que lo hace el sol.
La sensación de calor de estos aparatos es muy agradable, porque precisamente se siente como estar expuesto a los rayos del sol.