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Toque de Mujer

Yo gano, tú ganas, todos ganamos, ¿o perdemos?

Jupiterimages/ThinkstockEl país europeo donde más mujeres mueren a manos de su pareja o ex pareja es Finlandia. Casualmente, éste es uno de los países donde la mujer ha alcanzado mayores niveles de sueldo, puestos más importantes y un papel preponderante en política (tienen una Primera Ministra). Te preguntarás qué tiene qué ver esto con el tema que vamos a tratar en esta edición. Mucho.
Muchas parejas de ahora se enfrentan a un problema que parece una ventaja a simple vista: el sueldo de ella es más alto que el de él.
Aparentemente, tener ingresos altos en una pareja proporciona bienestar y permite liberar tensiones, ya que se sabe que el hombre se tensa por los gastos de una casa, que son tan constantes (aunque haya sido educado para mantener una familia, el egoísmo es un rasgo humano normal), pero cuando esos ingresos provienen del sueldo de ella, que es mayor que el de él, se producen turbulencias difíciles de manejar. Y no sólo en México, sino en países tan aparentemente evolucionados como Finlandia, como comentaba anteriormente.

Para evitar problemas
Una forma de evitar los problemas es aceptar que existen y conocer sus mecanismos para enfrentarlos, manejarlos y no que esos problemas sean los que manejan –y afecten– nuestras vidas y relaciones. Seguramente tú prefieres llevar tu relación de pareja con absoluta transparencia. Por estudios y por experiencia, sé que las mujeres –pese a la fama que nos han endilgado– somos mucho más claras y honestas que los hombres. Pero hay instancias en que debemos aplicar la máxima de Santo Tomás de Aquino de recurrir al menor de los males para evitar uno mayor. Y en este caso, lo que se ha visto y observado en el mundo occidental es que es preferible no revelar que ganas más que tu pareja.

No es lo mismo…
…Mentir que no decir toda la verdad. En efecto, lo más fácil es no decir nada acerca del monto de tu sueldo. No tienes que llegar con el papelito que te acredita como la número equis con el sueldo tanto más cuanto. Pero hay muchos signos delatores que hay que cuidar, no basta con evitar mencionar una cifra precisa.
Por ejemplo, nuestra perdición: las compras. Si de pronto te apareces con una bolsa de marca, con una alhaja, con ropa que se ve cara y es cara, por muy distraído que él sea en general, por mucho que antes no se fijara en lo que traías puesto, ahora se va a dar cuenta de lo variado de tu guardarropa y no le va a pasar inadvertido que hay gastos muy fuertes para lo que dices ganar.
Otro ejemplo es nuestra tradicional generosidad, o sea que evita hacerle regalos caros y extravagantes. Una conocida mía le regaló un Rolex al marido y por mucho que inventó que era barato y que a él le fascinó, a la larga ocasionó que él sospechara, averiguara y la cosa terminara mal. Recuerda: nada de invitaciones exóticas («Te invito a Acapulco, mi amor»; «Qué tal si cenamos en…. para celebrar nuestro aniversario, yo pago»). Y por último, nada de hacerte cargo de gastos carísimos de la casa; si tronó la TV, proponle pagarla entre ambos; si hay un gasto médico tuyo fuerte, «quéjate amargamente» del problema que significará. Es mejor hacer «la llorona» que presumir y ostentar tu autosuficiencia económica. No te conviene.

El frágil ego masculino

Dice Elisabeth Badinter, una eminente socióloga francesa, que ser hombre era muy sencillo hasta hace poco: era simplemente no ser lo que es una mujer, o sea, frágil, inexperta, dependiente económicamente, inferior, etc., etc., etc.
Pero la mujer ha cambiado tanto en los últimos 50 años que los hombres ya no saben qué hacer. Y si una mujercita que hasta hace poco era frágil y dependiente económicamente (como probablemente vio a su abuela y a su mamá) ahora es fuerte, independiente y encima gana más que él, comprenderás que se le mueven todos los cimientos que estructuraron su ego y reacciona mal.

Hazlo tú, al cabo lo haces mejor

Aunque menos grave que la violencia, tampoco es un buen efecto para la pareja. Si tú eres muy exitosa económicamente, él puede aceptar la parte cómoda y entonces se volverá el clásico que te deja el 90% de las responsabilidades, el que se hace cargo de cada vez menos obligaciones en la casa, el que acepta que tú pagues siempre y, a la larga, eso a ti te va a acabar hartando y serás tú la que truene por esa actitud de «mantenido» que puede adoptar. Cuidará menos su chamba, porque sabe que si la pierde, tú te harás cargo fácilmente de los gastos de la casa. Y no es una situación recomendable. Un poco de ingenio, un poco de «mano izquierda» te ayudarán mucho y son rasgos muy frecuentes en nosotras las mujeres, que hemos tenido que arreglárnoslas en situaciones siempre difíciles. Mientras el mundo cambia y acepta plenamente la actual igualdad de la mujer, dale chance a tu pareja de adaptarse y protege tu relación.