
Pero no sólo se manifiesta así, también se maquilla de otras formas, como ejerciendo control a través del manipuleo, el chantaje y hasta cuando él intenta robar tu independencia y te pide que dejes de realizar ciertas actividades, de convivir con otras personas o supervisa cada una de tus acciones.
¿Qué no es normal este amor?
“En mis dos experiencias de noviazgo todo era violencia. La primera vez tenía 17 años y él 18, ambos nos alcoholizábamos y era yo quien empezaba a lastimar, tanto física como psicológicamente, solía humillarlo y exhibirlo frente a las personas; él por su parte me chantajeaba para no dejar la relación”, dice Nicee, una joven de 21 años.
No es un caso aislado el de Nicee, en el que se asume que el amor necesariamente va acompañado de sufrimiento, pero más allá de ese romanticismo erróneo hay una explicación psicológica de por qué una mujer se permite ser víctima de violencia emocional.
Hans Olvera, psicólogo y catedrático de la Universidad Iberoamericana lo descifra: “La aceptación de la violencia es un problema multifactorial con una raíz cultural, psicológica y neuro psicológica. La primera se relaciona a la forma en que fuimos criados y asumimos las reglas al interior de la familia; hay modelos conocidos como patrones rígidos de crianza en los que no se aceptan los errores para evitar la violencia, y si ésta se presenta se niega.
“El origen psicológico es producto de la identificación de patrones violentos que les fueron transmitidos por los padres y se asume que este trato es natural. Cuando nos referimos a la raíz neuro psicológica, es un fenómeno interesante llamado agnosognosia en el cual las personas niegan los síntomas de algo que es evidente, puede haber heridas en el cuerpo y la víctima lo niega. Esto se debe a que no se crean condiciones cerebrales en el desarrollo o en la crianza que nos llevan a negar dichos signos”, explica el experto.
El traje nuevo del emperador
¿Recuerdas este cuento de Hans Christian Andersen? Se trata de un emperador víctima de dos pillos que le hacen creen que han elaborado para él el traje más elegante jamás visto, pero que sólo es visible para quienes son aptos para estar en el puesto que tienen, por lo que todo mundo finge verlo cuando en realidad no existe tal.
Esta narración se asemeja a lo que le sucede a las víctimas de violencia, ya sea activa o pasiva. En el caso de Nicee era evidente que sufría y ejercía maltrato, aunque para ella no lo fuera, sin embargo, hay otros casos en los que incluso, para quienes son espectadores, es difícil de identificar y asumen que las acciones del victimario son muestras de amor e interés puras.
Maricela no sabe qué hacer, pues su novio quien tiene una posición económica desahogada, está harto de que ella cancele con frecuencia sus citas por motivos de trabajo. Él le ha asignado una tarjeta sin límite de crédito con la condición de que abandone su trabajo y esté disponible para cuando él desee verla.
¿Parece atractivo y bien intencionado? A la vista de muchos y de Maricela sí, hasta le parece romántico que él quiera pasar más tiempo con ella, pero la interpretación es la siguiente: “Él no valora las aspiraciones profesionales y económicas de ella, ya fueron cortadas y ejerce una violencia pasiva, que no se acompaña de insultos ni gritos, pero sí impacta en la autorrealización de Maricela. Las consecuencias de aceptar este tipo de comportamiento no se ven en el momento sino a largo plazo de que se ejerce este control con consentimiento”, afirma Hans Olvera.
¿Te identificaste con alguna de ellas? Cualquiera que sea tu respuesta se trata de un tema en el que todos ganan: si no lo has experimentado, es momento de prevenir que te suceda, y si eres o has sido víctima de maltrato, debes saber que hay una salida que consiste en tomar conciencia de que necesitas ayuda de tus seres queridos y de un profesional de la salud mental. Hacer equipo y tejer una red de apoyo será indispensable para que puedas revalorarte y decidirte a mirar con los mismos ojos de quienes te dicen que no te mereces una relación en la que el amor se disfraza violencia.
Para saber más:
Malestar en pareja, Thalia Athie. Editorial Trillas